La educación superior será la palanca impulsora del desarrollo social,
de la democracia, de la convivencia multicultural, y del desarrollo sustentable
del país. Proporcionará a los mexicanos los elementos para su desarrollo
integral y formará científicos, humanistas y profesionales cultos, en todas las
áreas del saber, portadores de conocimientos de vanguardia y comprometidos con
las necesidades del país.
Se contará con un sistema
de educación superior abierto, flexible y de buena calidad, que gozará de
reconocimiento nacional e internacional. Estará caracterizado por el aprecio
social de sus egresados, una cobertura suficiente y su coordinación con los
otros tipos educativos, así como con la ciencia, la tecnología, el arte y la
cultura.
Las instituciones de
educación superior tendrán una alta capacidad de respuesta para atender las
necesidades académicas de sus estudiantes cada vez más diversos por su origen
social y étnico, y formarán parte de redes de cooperación e intercambio
académico, nacionales e internacionales, que sustentarán los programas de movilidad
de profesores y alumnos. Las IES estarán integradas a su entorno y serán fuente
de consulta para la sociedad y sus representantes en virtud de su reconocida
autoridad moral y académica.
El sistema de educación
superior estará conformado por 32 sistemas estatales, contara con un amplio
respaldo por parte de la sociedad y atenderá a más de la mitad de la población
entre 19 y 23 años con una oferta amplia, flexible y diversificada de programas
educativos en instituciones de diversos perfiles tipológicos. Además, ofrecerá
oportunidades de actualización a todos sus egresados y contará con una oferta
variada y modalidades adecuadas de educación continua para satisfacer
necesidades educativas de los adultos.
La
sociedad estará plenamente informada del desempeño académico y del uso de los
recursos de todas las instituciones de educación superior, con sustento en
procesos consolidados de evaluación y acreditación.
La sociedad mexicana vive momentos de cambio y oportunidades que el
Plan Nacional de Desarrollo caracteriza en cuatro transiciones de índole
demográfica, económica, política y social. A partir de la convicción de que la
educación debe ser elemento clave para el desarrollo social, cultural, político
y económico del país; para el fortalecimiento de la soberanía nacional; para la
construcción de una inteligencia individual y colectiva; y para combatir
eficazmente la pobreza, el propósito central del Plan Nacional de Desarrollo es
hacer de la educación el gran proyecto nacional. Las personas son el recurso
más valioso de una nación y es la educación el medio por excelencia para
desarrollar sus capacidades.
En el terreno educativo
nuestro País debe afrontar problemas diversos, entre ellos, los relacionados
con la cobertura y la equidad que, pese a los esfuerzos de varias décadas, aún
no se han resulto satisfactoriamente.
Además existen retos
inmediatos e importantes que el desarrollo sustentable del país plantea al
Sistema Educativo Nacional, entre otros: ampliar y diversificar aún más la
oferta educativa de buena calidad en todos sus tipos, niveles y modalidades y
acercarla a los grupos mas desfavorecidos, poniendo atención especial a las
mujeres en cada uno de ellos; y que la escuela contribuya a la formación
integral de una ciudadanía madura, preparada para convivir en un país
democrático y multicultural, en el terreno político y social. El Sistema
Educativo Nacional deberá también responder oportunamente a las demandas de la
sociedad del conocimiento.
En virtud de que los
cambios educativos son complejos e implican un compromiso sostenido durante
periodos prolongados, el Programa Nacional de Educación 2001-2006 establece un
conjunto de políticas que dan continuidad a los proyectos exitosos
desarrollados en los últimos años; incorpora valiosas aportaciones de padres de
familia, alumnos, profesores y sus organizaciones, autoridades educativas,
especialistas, profesionistas en activo y organizaciones diversas, y propone
innovaciones para hacer frente a los retos del nuevo siglo.
La equidad sigue siendo
un objetivo central y prioritario de la política educativa, pero en el Programa
esta noción adquiere un alcance mayor al incorporar la dimensión de la calidad
vinculada expresamente con ella. Una educación de calidad desigual, no puede
ser equitativa, aunque atienda a todos los que la demandan.
Una educación de buena
calidad es aquella que se propone objetivos de aprendizaje relevantes, y
consigue que los alumnos los alcancen en los tiempos previstos, apoyando en
especial a quienes más lo necesiten.
Buena calidad implica
evaluación. La evaluación se concibe como medio indispensable para la mejora
continua y el aseguramiento de la calidad, así como para la rendición de
cuentas. Además de evaluar, es indispensable dar a conocer los resultados y
utilizarlos para la toma de decisiones. El proceso de evaluación y sus
resultados deben reconocerse como elementos valiosos que ayuden a escuelas e
instituciones a valorar sus logros y limitaciones y a definir y operar
innovaciones que les permitan alcanzar niveles superiores de desarrollo y
consolidación.
Los elementos anteriores
se asocian con una nueva visión del federalismo, concebido hasta ahora como
descentralización de la operación del servicio educativo, reservando al poder
federal las facultades normativas. El federalismo, en el Programa Nacional de
Educación 2001-2006, se define como la corresponsabilidad plena de las entidades
federativas y del poder federal en la gestión integral del Sistema Educativo
Nacional; visualiza el papel de las dependencias estatales y regionales como
apoyo a cada escuela e institución y la transformación de la estructura central
para que opere en función del fortalecimiento de los sistemas estatales de
educación.
La conjunción de los
siguientes elementos: equidad con calidad; calidad con evaluación; evaluación
con rendición de cuentas; rendición de cuentas con participación de la
sociedad; coordinación de las estructuras federales y estatales al servicio de
escuelas e instituciones; organización de éstas en función de las necesidades
de los alumnos y del trabajo de los maestros para atenderlas, conforma lo que
este programa nacional define como Un Enfoque Educativo para el Siglo XXI y la
visión a 2025 de la educación nacional, en la perspectiva del país que queremos
construir.
Este Enfoque implica un
concepto renovado del carácter público de la educación nacional, entendida como
interés y compromiso de toda la sociedad en interacción y colaboración, con un
gobierno al servicio de sus necesidades. Supone ubicar a las aulas, a la
enseñanza centrada en el aprendizaje y a la actividad pedagógica del maestro en
el centro de gravedad del sistema educativo.
El Programa Nacional de
Educación 2001-2006 no tiene pretensiones de verdad absoluta; por el contrario,
se concibe como una propuesta viva, que deberá actualizarse periódicamente, a
partir de sus logros y limitaciones, aprovechando las experiencias acumuladas y
la nueva información que se genere. A partir de la actualización periódica, las
nuevas líneas de acción que en su caso se definan, se incorporarán a los
programas anuales.
Para lograr los fines del
programa es necesario un gran acuerdo nacional. Los actores involucrados en el
proceso educativo, debemos unificar esfuerzos, anteponiendo el interés de
México a los propósitos individuales o de grupo.
Un acuerdo así, buscara
hacer realidad la prioridad de la educación en la agenda pública y permitirá
transitar de una política de gobierno hacia la política educativa de Estado que
México requiere para transformar su sistema educativo actual en otro que
responda con mas oportunidad y niveles crecientes de calidad a las exigencias
de desarrollo nacional y del fortalecimiento de su soberanía.
El cambio educativo debe
ser interés y compromiso de todos los sectores de la sociedad; no solo de los
gobiernos, las instituciones educativas, los profesores y sus organizaciones, y
los directivos.
El Gobierno Federal
ratifica su compromiso por una educación de buena calidad para todos y su
voluntad por continuar impulsando el desarrollo y consolidación del sistema
público para que este pueda seguir cumpliendo su importante labor en el
desarrollo de nuestro país.