FORMACIÓN EN VALORES Y ACTITUDES

 

 

No se trata de enumerar definiciones, de presentar dogmas ó imágenes inalcanzables, casi divinas, de lo que debe ser un ser humano. Se trata de que el alumno aprenda a tomar decisiones, pero decisiones orientadas no por su afectividad, su impulso, su interés, la ideología dominante, las leyes, o cualquier otra cosa relativa, sino guiado por el discernimiento de lo que es más valioso para él, circunstancia que vive y como último el crecimiento de su ser humano, asimismo la humanidad.

        El proceso para descubrir los valores son:

 

ü      Intencionalidad consciente

ü      Atender los datos

ü      Comprender

ü      Reflexionarlos

ü      Deliberar

ü      Evaluar

ü      Decidir

 

 

 

 

 

 


JAIME TORRES  BODET

 

Es interesante comparar las orientaciones fundamentales del texto constitucional con las descripciones del “Mexicano ideal” y del Ciudadano del porvenir”.

      La primera forma parte del discurso pronunciado el 29 de Julio de 1959 ante el Consejo Nacional Técnico de la Educación. El pasaje describe las cualidades que todo mexicano requiere y que la educación debe promover y estimular:

 

            “Un Mexicano en quien la enseñanza estimule armónicamente la diversidad de sus facultades: de comprensión, de sensibilidad, de carácter, la imaginación y de creación. Un mexicano dispuesto a la prueba moral de la democracia, entendiendo a la democracia << no solamente como una estructura jurídica y un régimen político>>, siempre perfectibles, sino como un sistema de vida orientado << constantemente al mejoramiento económico, social y cultural del pueblo >>.

Un Mexicano interesado ante todo en el progreso del país, apto para percibir sus necesidades y capaz de contribuir a satisfacerlas- en la cabal medida de lo posible – merced al aprovechamiento intensivo, previsor y sensato de sus recursos. Un mexicano resultó a afianzar la independencia política y económica de la patria, no con meras afirmaciones verbales de patriotismo, sino con su trabajo, su energía, su competencia técnica, su espíritu de justicia, y su ayuda cotidiana y honesta a la acción de sus compatriotas. Un Mexicano, en fin, fiel a las aspiraciones y a los designios de su país, sepa ofrecer un concurso auténtico a la obra colectiva- de paz para todos y de libertad para cada uno – que incumbe a la humanidad entera, lo mismo en el seno de la familia, de la ciudad y de la Nación, que en el plano de la convivencia internacional digna de asegurar la igualdad de derechos de todos los hombres”.

 

La descripción del “Ciudadano del porvenir” es de fecha anterior: figura en el discurso del 14 de febrero de 1946. Ella se enfoca a las virtudes que requiere el desarrollo de México, particularmente la tenacidad, perseverancia, grandeza de alma, trabajo, sacrificio, veracidad y nobleza.

Dice así:

 

Ese ciudadano del porvenir habrá de corresponder a un tipo leal, honrado, limpio, enérgico y laborioso. Que quiera a su patria entrañablemente, sin necesitar engañarse, para quererla, sobre los males y las flaquezas que aún la agobian, y que sea digno de comprender esas  flaquezas y aquellos males, no para exagerarlos con la ironía y el pesimismo, sino para corregirlos con el trabajo, con el sacrificio, con la virtud. Un  tipo de ciudadano veraz en todo; veraz con sus semejantes y veraz consigo mismo; fiel a su palabra; superior a las mezquindades del servilismo gregario y la adulación; que no se cruce de brazos ante las dificultades, esperando que lo salven de ellas, tardíamente, un golpe de suerte, un medro ilegítimo, una astucia vil. Un ser  que no abdique de sus derechos por timidez o por negligencia, pero que no los ejerza abusivamente  y que, sobre todo, jamás olvide que la garantía interna de esos derechos radica en el cumplimiento de los deberes....En fin, un tipo de ciudadano capaz de juzgar de las cosas y de los hombres con independencia, y con rectitud, porque sea capaz de juzgarse a si propio antes que a los otros, y que sepa que, por encima de la libertad que se obtiene como un legado, el destino de los pueblos coloca siempre la libertad superior: La que se merece”.